Fruit cake

Fruit cake: crónica sobre el caos y la belleza.


Ayer caminando por la calle, observé los anuncios sobre la temporada de Fruit Cake, es curioso, en mi niñez odiaba la fruta cristalizada, en primer lugar, porque le tengo pavor a las abejas que rondan celosamente a los puestos. En segundo lugar, porque la naturaleza del infante es no comprender los sabores complejos, más allá del dulzor de la fruta. 


Al entrar a la tienda pude notar que también es una cafetería, “L’Autrichienne Café”, interesante nombre: la austriaca, término usado para referirse a Maria Antonieta, la última Reina de Francia. Se dice que ante la situación precaria del pueblo Frances, la reina tuvo la idea de tranquilizarlos con la frase “Que coman pasteles”, ¡la osadía! 


Saben, según algunos historiadores de la modernidad, el Fruit cake comenzó a realizarse en tiempo de los romanos, quizá fue al inicio algo como una especie de pan duro con frutos secos, vino y menudencias de aves, siempre han sido muy exóticos los romanos, si me lo permiten decir.

Sin embargo, en la edad media, se comenzó a realizar esta receta con ayuda de frutas en conserva bajo el proceso de cristalización, trigo, huevo, frutos secos, alcohol destilado y algunas especias traídas de los pueblos del medio oriente. (algo bueno se pueden rescatar de las cruzadas). 


No me sorprendería que, en las lujosas fiestas dentro del palacio de Versalles, la aristocracia francesa disfrutara de este manjar. Si lo pensamos bien, es un postre que se conserva bien gracias al alcohol y la cantidad de azúcar que contiene. En algunas recetas de Europa, se le va a agregando brandy o cognac poco a poco, hasta empaparlo por completo. Alcohol, azúcar y lujo, la mezcla perfecta de los banquetes que organizó Maria Antonieta. 


Ya en el mostrador, puedo observar la belleza del pan, lleno de nueces y almendras por encima, no puedo evitar salivar. Pido a la encargada un Fruit cake, pero le solicito que parta una buena rebanada y me la sirva con un expreso doble cortado. Mientras espero al amable mesero, miro las noche buenas que adornan las mesas. 


¿Por qué será que el Fruit cake sólo se vende en navidad?

De nueva cuenta, la culpa la tienen la realeza europea, esta vez de Reino Unido. Se cuentan en los pasillos de Buckingham que la adorada Reina Victoria conoció este postre gracias a una boda a la que asistió, en su momento era tradicional consumirlo en estas festividades. Más tarde decidió que sería el postre que prepararían sus cocineros reales en épocas decembrinas, para festejar la navidad. 


Llega el mesero con la orden, no se que es lo que me hipnotiza, si el aroma del café tostado, estilo francés o el aroma frutal y alcohólico del postre. Con la primera cucharada del pan, puedo entender la devoción de la reina Victoria. Siento la intensidad del limón, la naranja, las cerezas. ¿Sabían ustedes que la fruta se cristaliza gracias a la osmosis? En términos sencillos, la fruta se somete a una concentración alta de azucares y esta poco a poco va entrando a las células vegetales y al retomar su estructura natural se vuelve dura, como cristales. 


El pan no es ligero ni completamente esponjoso, es más bien firme, pero en el paladar de desintegra con gran facilidad.

La cantidad de alcohol se complementa con el nivel de azúcar, el color marrón de la miga delata la existencia de piloncillo y canela en la mezcla, una combinación predilecta para los mexicanos. Al tomar un sorbo de café, se corta la melosidad en boca, lo suficiente para dar otro bocado sin empalagarse. 
Qué sorpresa, que un postre que nació en la cuna del caos: En la hambruna, las enfermedades, la guerra, la carencia y la pobreza. Tenga una belleza admirable, de la realeza a tu mesa. Ahora es insignia de la navidad, junto al panettone y la ensalada de manzana, pero esa es otra historia. 


 
Te invito a que pruebes el Fruit Cake de L’Autrichienne, realmente te sorprenderá y no olviden envinarlo de cuando en cuando.